Opinión: La ley del más fuerte

Redacción - Tradesport05/05/2022
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En todas las crisis, sean de la índole que sean, los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres. Y lo mismo pasa con la mayoría de las empresas: las grandes, aunque sufran, se acaban haciendo más grandes, y las pequeñas, en cambio, son incapaces de sostenerse y acaban heridas de gravedad o, directamente, desaparecen. Es la ley del más fuerte. O del que tiene mayor agilidad (financiera, básicamente) para aguantar las tormentas.

El día después de la pandemia ya está bastante definido. Se ha ido definiendo desde el mismo momento en el que nos encerraron en casa. Entonces, quienes pudieron buscar alternativas a los cierres -que en la mayoría de casos fueron las grandes empresas- amortiguaron el golpe e, incluso, en un sector como el nuestro, pudieron atacar. Otros, sin margen de maniobra y sin los deberes hechos, dieron el primer paso hacia su desaparición. Porque al final, los contratiempos, sobre todo los inesperados, acaban siendo poco más que un cribaje cruel. O más bien una especie de acelerómetro de lo que tarde o temprano iba a pasar. Porque no nos engañemos, quienes ahora se han quedado en la cuneta lo habrían hecho de todas formas dentro de 2, 3 o 5 años. Al final, lo del COVID ha sido una especie de salto al futuro. Un derechazo que te manda a la lona en el segundo ring en una pelea que, aun sabiendo que ibas a perder, esperabas llegar a los puntos.

El sector ha sabido esquivar muy bien los reveses de la pandemia. Es más, a estas alturas todo el mundo estará de acuerdo en que, una vez más, la crisis -esta vez sanitaria- nos ha ido muy bien. Ya veníamos de años relativamente buenos, tanto en el plano más atlético -con deportes como el Bike, el pádel o el running ganando cuota-, como en todo lo que tiene que ver con el sportwear, pero tras el encierro, el repunte ha sido espectacular. Sobre todo, en cuanto a la práctica. Y eso, evidentemente, se traduce en ventas.

Hay una diferencia abismal entre decir que el sector ha crecido y decir que todo el mundo ha crecido. Y la realidad, tras dos años de pandemia, es que la cuneta está llena de cadáveres. De pequeñas y medianas tiendas que no han podido escapar al tsunami.

Pero, como decíamos, eso de las oportunidades para todos es poco más que un cuento chino. Cuando hay oportunidades, quienes las aprovechan son los de siempre. Los grandes, salvo excepciones. ¿Por qué? Pues por la pasta, para que engañarnos. Porque su capacidad financiera, además de ser un colchón vital cuando las cosas se tuercen, es una garantía para adaptarse a cualquier cambio. Para innovar. Para ponerse al día -o adelantarse- en todo aquello que, a corto, medio y largo plazo, puede acabar generando más negocio. Si viene una pandemia, se reacciona rápido. Y con las herramientas necesarias, se aprovechan mejor que nadie esas oportunidades.

Y sí, si miramos las cosas desde lejos, es evidente que el sector, en su conjunto, ha sabido aprovechar muy bien las oportunidades que le ha brindado esta crisis. Sin esforzarse demasiado -una vez más-, lo que podría haber sido un revés de campeonato -como lo ha sido para otros sectores- acabó siendo un trampolín para consolidar el crecimiento de determinadas modalidades y, un poco más adelante, para que el universo del sportwear mantuviera cierta dinámica. Y la nueva cultura del bienestar que está moldeando la crisis tiene todos los números para ayudar al deporte a alargar este momento dulce que atraviesa. En todos los aspectos.

Eso de las oportunidades para todos es poco más que un cuento chino. Cuando hay oportunidades, quienes las aprovechan son los de siempre: los grandes... salvo excepciones.

Sin embargo, si nos detenemos en el detalle, la alegría, como se suele decir, van por barrios. Y la zona alta, para variar, es la que sale ganando. Hay una grandisima diferencia entre decir que el sector ha crecido y que todo el mundo ha crecido. Y la realidad, tras dos años de pandemia, es que la cuneta está llena de cadáveres. De pequeñas y medianas tiendas que no han podido escapar al tsunami. Que cuando los grandes se han hecho más grandes, ellas se han hecho todavía más pequeñas. Y han acabado despareciendo porque el pastel, por muy grande que fuera, se lo estaban comiendo otros. Y esa es la realidad de nuestro sector. Y de prácticamente todos. Y no por culpa de la pandemia.

Esta nueva realidad hubiera acabado llegando más pronto que tarde. Porque es lo que dicta el mercado. Que sobrevivan los grandes porque son ellos quienes tienen la capacidad de dar respuesta al consumidor. Que a veces parece que mande mucho y otras que siga bajo el embrujo de las marcas…

Por Raul Bernat, Redactor Jefe

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