La analítica de datos. clave para el retail

Opinión: Innovación para sobrevivir

Jaume Ferrer04/03/2024
En un momento como el actual, donde la velocidad del cambio tecnológico redefine constantemente nuestras experiencias diarias, el sector del retail se encuentra en un momento crucial de su evolución. Evolucionar o cerrar. Cara o cruz.
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Entender y apostar por las nuevas herramientas tecnológicas que tiene a su alcance el retail es la única alternativa (la única, insisto) para mantenerse relevante -y vivo- en un mercado cada vez más competitivo y exigente. Y en este contexto la transformación digital se convierte en la única alternativa para sobrevivir en un entorno que, además, cada vez exige más agilidad. Hay que adaptarse a los cambios y, además, hay que hacerlo rápido.

Uno de los elementos clave en esta revolución digital es la analítica de datos. Las plataformas de análisis, incluso las más sencillas y accesibles, permiten a los detallistas comprender mejor el comportamiento del consumidor, identificar tendencias de compra y personalizar. Tres datos que, bien interpretados, pueden determinar el futuro de cualquier negocio. Al fin y al cabo, la capacidad para comprender, interpretar y actuar sobre la información esencial hace tiempo que es un diferenciador crítico entre el éxito y el fracaso.

Que los datos sean importantes no significa, ni mucho menos, que tengamos que obsesionarnos en acumular grandes cantidades de información; lo importante es saber extraer, de los datos que tengamos, resultados significativos que nos ayuden a impulsar estrategias más efectivas. Desde el análisis de patrones de compra hasta la evaluación del rendimiento de campañas de marketing, la capacidad de descifrar esos datos y, sobre todo, de definir los objetivos en base a las conclusiones que saquemos, es un aspecto clave para los detallistas. Y es así, básicamente, porque entender el comportamiento del consumidor nos permite adaptarnos a sus preferencias y gustos, anticipar tendencias y, también, alcanzar esa personalización que en la que todos los grandes gurús del retail insisten como clave para alcanzar esa experiencia que puede marcar el futuro de cualquier tienda.

Pero más allá de lo que ese conocimiento implica a la hora de construir experiencia, también es evidente que conocer mejor a nuestro cliente nos permitirá reducir considerablemente los riesgos. Podremos programar las compras con una idea mucho más definida sobre lo que podemos vender y, sobre todo, porque esa analítica de datos nos permite lograr una gestión mucho más eficiente de inventarios. Y no solo porque muchas de estas herramientas nos ofrezcan una visión en tiempo real de las existencias, sino que también nos ayudan a predecir las fluctuaciones que pueda haber en la demanda. Reducir los costos operativos y evitar la pérdida de ventas por falta de stock se convierten en beneficios tangibles derivados de la aplicación efectiva de estas herramientas analíticas. Al fin y al cabo, se trata de eso. De minimizar costes. De comprar lo que, después de un exhaustivo análisis, sabemos que se va a vender. De buscar herramientas que nos ayuden a mantener margen y no tener que tirar de descuentos constantemente debido a que nuestros productos no tienen salida. Evidentemente que el envoltorio es importante, y que en esa experiencia que tenemos que ofrecer al consumidor el entorno juega un papel determinante, pero en el centro de todo siempre estará el producto. Y el éxito o el fracaso de una oferta dependerá, en gran parte, de la capacidad que hayamos tenido para adaptarla a la demanda.

En un momento como el actual, donde la competencia entre operadores es cada vez más férrea, donde el reparto de poderes entre canales cambia a un ritmo vertiginosos y, sobre todo, donde las expectativas del consumidor son más altas que nunca, la analítica de datos ha dejado de ser simplemente una herramienta para convertirse en un aliado estratégico clave. A medio y a largo plazo, los detallistas que adopten proactivamente estas soluciones analíticas podrán sobrevivir. Cuanto más rápido cambia el entorno, cuanto más poder tenga el consumidor y, sobre todo, cuanto más se innove en soluciones para el retail (de gestión o, también, para generar experiencias), más determinante será conocer a fondo el entorno en el que nos movemos. Y adaptarnos a él. Eso es y será lo importante, más que crecer. Los grandes no se comen a los pequeños; se comen a quienes no se han sabido adaptar... y el futuro del retail está en manos de aquellos que estén dispuestos a aprovechar al máximo las oportunidades que ofrecen todas estas herramientas. Herramientas que, por cierto, son cada vez más accesibles…

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